Caso de despido en casa presidencial

(Extracto de conversación telefónica con empleado despedido)

Nos marginaron desde el 1 de junio. La primera semana llegábamos a nuestras oficinas y no nos asignaban tareas. Comenzaron a llegar nuevos empleados.


A las dos semanas iniciaron los despidos: 690 empleados de las distintas secretarías. A los que estábamos por ley de salarios, en la secretaría de comunicaciones, nos trasladaron a un saloncito, como si éramos leprosos o estábamos en cuarentena.

Así pasamos 3 meses, llegábamos a la oficina sin ninguna tarea, nos pagaban sin ponernos a trabajar, era un ambiente hostil. Tengo 21 años de trabajar en el área de comunicaciones, siempre en cada gobierno, sin importar el partido ha habido cambios, eso es normal, pero los cambios eran de jefatura, asesores u otros cambios de confianza. Siempre se respetó el derecho al trabajo y a un trato digno.

Una mañana me llamaron a recursos humanos para hacerme un trato. Que podía seguir trabajando si me pasaban de ley de salario a contrato. Eso es contrario a la ley laboral, no acepté, pues, la estabilidad laboral es un derecho conquistado. Algunos de mis compañeros aceptaron, dos meses después los despidieron, fue un burdo engaño.

Han sido 3 meses de zozobra. El primer tema es la situación familiar. Todavía estoy pagando mi casa. Me faltan unos dos años del crédito. Luego está el crédito del carro. Estas agencias no esperan. Lo mas preocupante es que uno de los hijos está en la universidad. Pensar en el desempleo sin causa alguna, pues siempre he asumido mi trabajo con responsabilidad y profesionalismo, me ha traído noches de insomnio y de preocupación.

Al fin llegó lo temido. Pasada la presión de los 100 días de gobierno nos llamaron para firmar el despido y darnos un cheque de indemnización. ¿Cómo resistirnos? Nos plantearon que ya no podríamos entrar a nuestras oficinas, que ya estaba notificado el guardia de portería, etc.

Con el tiempo he ido conociendo la cosa pública y me pregunto: ¿de dónde sale el dinero de la indemnización si no está presupuestado? ¿Cómo pueden expulsar empleados sin una debida evaluación? ¿Si no ha habido supresión de plazas cómo harán para determinarlas como innecesarias?, estamos ante un gobierno, del que me arrepiento haber votado, que no respeta la ley.

No cobraré el cheque. Pues, creo que como ciudadano debemos hacer entender a nuestros gobernantes que ellos “son los mandados” y nosotros, el pueblo, “los que mandamos”.

Nos veremos en los tribunales.

Por: Alcides Herrera.