Coronavirus podría provocar hambruna en países pobres

David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos ( WFP, World Food Program) de las Naciones Unidas, advirtió en una entrevista televisiva en Nueva York, que el mundo está al borde de una «pandemia de hambre.»


Beasley, basa su argumento en que a finales de 2019, 135 millones de personas vivían con niveles de hambre «extremos» en el mundo, pero según sostiene, a causa de las cuarentenas por el COVID-19, es probable que ese número aumente a 265 millones.

El director del Programa Mundial de Alimentos, menciona a cinco países en riesgo de hambruna: Yemen, República Democrática del Congo, Sudan del Sur, Venezuela y Afganistán.

En realidad lo que dice el citado funcionario tiene sentido, pero él lo que hace es señalar el problema y no da ninguna alternativa de solución. Deberia Beasley, exhortar a los países ricos del mundo a ayudar a los pobres sin condición alguna para salir de la pobreza.

Él dice que «Venezuela está en riesgo de una gran hambruna», pero no dice nada el referido funcionaro, sobre la política desestabilizadora que Estados Unidos viene aplicando contra Venezuela para apropiarse del petróleo venezolano y comprarlo al precio que imponen las transnacionales estadounidenses.

Es bien conocido, que muchos países pobres del mundo han estado sumidos en la pobreza no por pandemias, ni catástrofes naturales ni terremotos, sino porque sus riquezas naturales las han explotado las transnacionales estadouneses pagandoles salarios de miseria a sus pobladores con la complicidad de sus gobiernos.

Es decir, antes de pandemias, los países pobres del mundo, ya están sufriendo de constantes pandemias como hambruna, analfabetismo, desnutrición y precarios sistemas de salud. Lo que en realidad ha hecho la actual pandemia de Coronavirus, es agudizar su situación.

Frente a este panorama, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU debe presionar para que los países ricos ayuden a los pobres y así evitar las pandemias cotidianas, como la hambruna que no los deja desarrollarse.

Por: Carlos Quintanilla Cortez | periodista independiente