Ley especial de migración y extranjería ¿a quién le importa?

La ley de migración es de 1950 y la de extranjería es de 1986. Leyes que están defasadas. En redes sociales nadie opina al respecto, excepto la campaña que tiene el FMLN.

A todos los salvadoreños nos afectará de manera positiva o negativa. Pues migración no solo es irse para EEUU, sino hasta salir del país por vacaciones, negocio o presionado por alguna situación. La nueva ley tiene elementos novedosos:

1. Define claramente las instituciones, instrumentos y mecanismos de colaboración que garanticen efectivamente los derechos de las personas migrantes.

2. Crea un Consejo Consultivo de Migración y Extranjería, como órgano asesor y consultivo de la Presidencia de la República, en materia migratoria y de extranjería.

3. Establece un sistema de profesionalización institucional que permite asegurar la adecuada selección de los funcionarios migratorios, así como mecanismos sistemáticos de formación y evaluación profesional. Escuela Migratoria y Carrera Migratoria.

4. Con la aprobación de la Ley, se está creando oficiales de protección migratoria en la protección de derechos de las niñas, niños y adolescentes.

5. La ley crea categorías y subcategorías acreditadas a extranjeros, dependiendo del objetivo de su ingreso al país.

6. Define claramente el papel de otras instituciones de la administración pública como el Ministerio de Relaciones Exteriores.

7. Regula una atención especial a grupos vulnerables como niñas y niños, mujeres, personas refugiadas y apátridas, entre otros.

8. En concordancia con los tratados internacionales ratificados por El Salvador y el derecho internacional, se reconoce que la privación de libertad o detención sin los documentos requeridos debe ser una falta administrativa y atenerse al debido proceso.

9. Repatriación digna, ordenada y segura de personas migrantes nacionales y extranjeros en situación irregular.

10. Establece un régimen sancionador.

No nos dejemos atolondrar de memes. La vida real requiere de conocimientos.

Por: Alcides Herrera