Benedicto, el retrato del abandono de nuestros ancianos

Benedicto Soriano. Foto | Prensa Izcanal.

Benedicto es un hombre de 84 años de edad que retrata el abandono de las políticas estatales hacia nuestros ancianos. Vive sólo en cantón Condadillo del municipio de Estanzuelas, Usulután.

Lo encontramos ordenando su leña en una champa en cantón Condadillo del municipio de Estanzuelas, al norte del departamento de Usulután. Es Benedicto Soriano y vive solo, muy sólo. Está casi ciego y sordo. No recibe atención médica adecuada para su enfermedad, tampoco se divierte y peor aún, no tiene pensión.

La caridad de sus vecinos le ha valido para sobrellevar la pandemia y el invierno que cada año penetra sobre los hoyos que han provocado el mojo de las láminas donde vive.

“El caballete es el que le falta”, dice al referirse a las necesidades de reparación que tiene su casa, “también un pedazo de lata (lamina) porque es muy grande el hoyo que dejaron aquellos”, afirma, al referirse a sus vecinos que le echaron la mano para remendar su vivienda con el poco material que tenían.

Don Benedicto padece de ceguera y es sordo.

A los males de este anciano, se suman otros: su extrema pobreza. Es por ello que requiere de la solidaridad de personas altruistas.

“Él, aquí lo que necesita es comida todos los días. Necesita jabón para su aseo personal, reparaciones en su vivienda, una cama para que duerma mejor y vitaminas”, detalló Tomasa Maravilla, una de sus vecinas.

Benedicto forma parte de ese grupo de población invisibilizada en El Salvador, pese a que la Ley de Atención Integral para la Persona Adulta Mayor, que fue aprobada en 2002, dice en el artículo 5 que la persona adulta mayor debe recibir asistencia médica y en el artículo 7, que tiene derecho a disfrutar en forma gratuita de programas recreativos, culturales, deportivos y de esparcimiento, pero esa Ley para este anciano, aún sigue ausente, quizá engavetada.

Mientras el Estado no garantice proteger los derechos de la población adulta mayor, Don Benedicto y muchos más como él, seguirán buscando la forma de sobrevivir en El Salvador.

Si desea colaborar, llame al 6035-6526.

Por: Carlos Amaya.